sábado, 19 de septiembre de 2015

Poesía de Ana María Shua. Selección de Victoria Luna y Micaela Suárez

Ana Maria Shua, nació en Buenos Aires, el 22 de Abril de 1951, es una escritora argentina que ha publicado más de ochenta libros en numerosos géneros incluyendo:novelas, cuentos, poesía, teatro, literatura infantil, libros de humor y folklore judío, antologías, guiones de cine, artículos periodísticos y ensayos. Publicó su primer libro de poesía, El sol y yo, cuando tenía quince años de edad, también ha escrito libros para los niños, por los que recibió varios premios internacionales.

Odio especial,                 
sólo de Lunes a Viernes
Peor que una pesadilla,
más molesto que mi hermana,
más feo que usar horquillas,
o comer comida sana.
Más ácido que pastilla
de aspirina atragantada,
y más triste que una ardilla
con la patita quebrada.
Más molesto que una astilla
que se te queda clavada,
es esa tonta manía
que no sirve para nada.
Es lo que hago cada día
menos el fin de semana,
con lo linda que es la cama:
¡levantarme temprano a la mañana!

Pero los payasos, ¡no!

Me gusta mirar las nubes
y tratar de ver qué son,
Me gusta el mar y la arena
y jugar al dominó.
Me gustan mucho los circos
¡Pero los payasos, no!
Quiero a todos mis amigos
Por mis padres siento amor,
hasta quiero a mi maestra
y a veces al director.
Quiero ir a los cumpleaños
(pero con payasos, no).
Me encanta cuando hacen postres
La crema del batidor.
Me encanta la luna llena
con su cara de doctor.
Me encanta que me disfracen
(pero de payaso, no).
Tengo miedo cuando cruzo
por las barreras del tren.
Les tengo miedo a las cosas
que existen y no se ven,
a las arañas, los bichos,
(y a los payasos, también).


La niña olvidadiza

Romina Brodo
perdía todo.
Yendo a la playa
perdió la malla.
Yendo a la escuela
perdió una muela.
Una mañana
perdió a su hermana,
perdió el cuaderno
y una banana.

De vuelta en casa
mamá furiosa
le dijo: “Nena,
pero qué cosa,
segunda muela,
quinta banana,
¡y cuarta hermana
que vas perdiendo
esta semana!"

Pero Romina
no contestaba
porque no oía
que la retaban.
Estaba sorda
y no por vieja:
perdió en la calle
las dos orejas.

A todos los chicos que odian comer

Prima Alma era una niña inapetente

tan flaquita como un escarbadiente.
Prima Alma odiaba la comida,
y había algunas cosas en la vida
que la pobre no podía comprender.
¿Por qué otra vez a la mesa
si habían comido ayer?

Prima Alma
masticaba con calma.
Se cuenta que una vez
masticó un alfajor
durante un mes.
No es extraño.
Hubo un buche de sopa
que le duró casi un año.
Mi tía Musita
le decía así:
—¡Comé mi capullito
de alelí!

Y ella contestaba
con mucha firmeza
—Hoy no como
porque me duele la cabeza.
El bife tiene nata
La leche tiene arrugas
La papa tiene grasa.
La mermelada es dura.
El queso está muy verde.
La torta está madura.
La carne está muy dulce
El huevo está tostado.
El postre es muy salado.
No quiero la ensalada,
está toda quemada.
No quiero ese puré,
le siento gusto a té.
La sal está muy fría,
la sopa está vacía,
la fruta está caliente
y el jugo de naranja
me queda entre los dientes.

La pobra prima Alma no entendía
por qué había que comer todos los días.

En nombre de Alma,
con mucho placer
dedico este verso
a todos los chicos
que odian comer.

 Odio y amo a mi hermanita

Odio a mi hermana
y también la quiero.

La quiero cuando se saca malas notas
y también cuando mamá la reta mucho.

La amo cuando el helado se le cae
y le queda vacio el cucurucho.

Odio a mi hermana casi todo el tiempo,
la odio de noche cuando duermo.

Hay un tiranosaurio amigo mío:
es enorme y se llama Ramón.
Si hasta ahora no dejé que se la coma
es sólo por no causarle indigestión


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